Es el nombre científico de una especie de hongos psilocibios llamados así debido a sus cualidades enteógenas resultado de las diferentes sustancias químicas que poseen, principalmente la psilocina y la psilocibina (hongos alucinógenos o cucumelos)
En el vocabulario popular de España se lo conoce como gotzi, monguis o cucumiellos; en México se lo conoce como hongo de San Isidro, así como teonanacatl que significa ‘carne de los dioses’; en Guatemala son conocidos como chongos (nombre también aplicado a otras especies de hongos psilocibios) o simplemente san isidros; en Honduras como santiamén; en los Estados Unidos como Golden-Top o Purple Ring; en Argentina, Chile, Paraguay y Uruguay como cucumelo y en Brasil como cogumelo (del latín cucumellum ‘pequeño caldero’).
Son considerados cosmopolitas y pueden alcanzar una altura de 8 a 15 cm. El sombrerillo mide entre 2 y 8 cm de diámetro; es campanulado al principio y posteriormente convexo o plano. Su color varía bastante, desde blanco casi puro con una mancha dorada en el centro, hasta café claro con la misma mancha anaranjada en el centro. Las esporas son café púrpura. El tallo es hueco, de color blanco-cremoso o amarillo-amarronado. Cuando se lesiona, el hongo adopta un color morado, producto de la exposición de la psilocibina al aire. Cuando están bien desarrollados, se forma un anillo blanco, membranoso y resistente, que posteriormente se torna negruzco.
El Psilocybe cubensis es un hongo estercolero, coprófago, gregario; y sus esporas germinan en el estiércol de rumiantes (vacunos y no vacunos), en lugares soleados y, principalmente, durante la época de lluvias, en octubre en Europa y durante la época lluviosa (de mayo a octubre) en Centroamérica.
La combinación de la fermentación-descomposición del estiércol con las lluvias y temperaturas elevadas hace que las esporas germinen y crezca el micelio que luego produce setas.
El cultivo de Psilocybe cubensis se hizo popular en la última mitad del siglo XX con el descubrimiento de métodos sencillos para su cultivo, el más conocidos es el PF tek, en este método se mezcla harina de arroz integral y vermiculita en tarros sellados, después de una minuciosa esterilización se introducen las esporas y en aproximadamente 6 semanas las setas completan su ciclo de vida, desde espora hasta seta. En Europa se venden panes de arroz y esporas para el cultivo casero.
Esta sustancia, una vez incorporada al organismo, modifica la afectividad, la relación con el entorno y el comportamiento. Dependiendo de la dosis, se producen fenómenos psico-sensoriales intermitentes. Proporciona un estado de consciencia onírico-visionario con una percepción incrementada. Los efectos primarios de un gramo de estos hongos en su ingesta duran de 4 a 6 horas si son tomados vía oral. Algunos de los efectos pueden ir desde cierta hilaridad, desinhibición o locuacidad: pasando por alucinaciones visuales y auditivas; profundas nuevas perspectivas de la realidad, el tiempo y el espacio.
La dosis exacta para percibir los efectos enteógenos que lo hacen famoso depende de varios factores, entre los cuales podemos distinguir: El metabolismo de la persona, el estado de ayuno, el estado de ánimo, el contexto y finalmente, por supuesto, influye la concentración de psilocibina del hongo. Una dosis pequeña provoca, transcurridos unos 30 minutos desde la ingesta, una sensación de relajamiento físico y generalmente también se asocia con estados de tranquilidad transitoria, fatiga y cambios en la percepción del entorno. Al cabo de una hora, la mayoría de las personas que ingieren el hongo, afirman tener una claridad interior que les permite ver la naturaleza con mayor nitidez (auras en flores y personas, árboles con un verde más vivo, el cielo y la puesta de sol como nunca lo verían en el estado de conciencia ordinaria).
Si la dosis es grande los efectos son mucho más marcados, pudiendo experimentar hilaridad, cambios en la noción del tiempo, dificultad en el control muscular y una interpretación anormal de la información de los sentidos.
.
Este tipo de sustancias no conlleva secuelas psicológicas probadas. Aun así se ha experimentado su uso terapéutico contra la depresión, el dolor crónico, el estrés, consiguiéndose resultados positivos en el tratamiento de las mismas, si bien resulta contradictorio su efecto en enfermedades mentales como la esquizofrenia.